martes, 4 de noviembre de 2008

Datos Biográficos

Elpidio Collazo “Maboití”, nació el 28 de octubre de 1937, en la altura del cerro puntas del barrio Veguita Zamas de Jayuya, donde vivió toda su vida junto a su esposa, María González y sus cinco hijos. Desde temprana edad sintió inclinación por el arte. Entre tantas anécdotas que Elpidio nos dejó, se encuentra una muy significativa que definiría parte de su trayectoria. Siendo éste muy pequeño un día su madre leía el periódico y éste se le acerca y le pregunta: mamá ¿cómo yo puedo adentrarme al periódico y aparecer en él? El camino que recorrería Elpidio Collazo, Maboití, aparentemente ya estaba trazado por los dioses.

A los 37 años se inició como tallador de las maderas nobles y olorosas de Boriquén. En sus inicios aborda una búsqueda de identidad al encontrarse con el mundo indígena y descubre su vínculo con la madera. Recreó estampas de nuestros indios taínos en alto y bajo relieve. Luego en el cedro, la caoba, el guayacán y el majó halló la materia prima donde se desataría su mayor expresión artística, la talla de nuestras aves puertorriqueñas. Llegan a su vida el Sr. Nelsonrafael Collazo, el Sr. Robinson Rosado, Don Walter Murray Chieza y el Dr. Ricardo Alegría. Por medio de sus orientaciones, creció en Elpidio el deseo de dedicarse a tiempo completo a la talla de aves en madera. Encontró muchos inconvenientes en su caminar. No contaba con ningún tipo de información referente a las aves nuestras, ni tan siquiera con cuchilla alguna para tallar la dura madera. Sin embargo, pensaba en sus adentros “si el antiguo poblador indígena esculpió la roca y no contaba con los recursos que hoy tenemos yo tengo todo el potencial, el deseo y los medios de lograr esta meta de convertirme en artista”. Es asi que de un clavo para cemento construyó su primera cuchilla, la conservó con amor hasta el final de su peregrinar en la tierra.

Tras sus más de tres decadas de carrera artística, Elpidio se desarrolló como tallador, pintor y un gran estudioso de las aves. Fue un autodidacta de la talla y la pintura en madera. Su labor artística fue reconocida a nivel nacional e internacional. Recibió numerosos reconocimientos a nivel isla y es para el año 1996 que se le confiere un Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Mayagüez, y el primer premio al Mejor Artista durante la celebración de la Cuarta Muestra Iberoamericana de artesanía celebrada en Maracay, Venezuela. Es importante mencionar que los reconocimientos otorgados a este artista durante su trayectoria como tallista de nuestras aves autóctonas, no hicieron menoscabar la humildad que siempre lo caracterizó. Hoy su obra a recorrido largas distancias fuera de la isla llegando a lugares jamás por él pensados. Personalidades de renombre en el ámbito de la política, literatos, músicos, entre otros, fueron obsequiados con las obras del maestro, Maboití.
Don Elpidio Collazo, “Maboití” falleció el 5 de noviembre de 2007 cerca del medio día, rodeado por su familia y amigos. En todo caso, Maboití trascendió las barreras de la muerte, de su taller y el duramen de la Madera. Existe una nobleza que acompañaba su hablar al expresarse de sus avecillas amadas. En aquellos que lo conocimos se yergue latentemente su mensaje. Es un mensaje de preservación de nuestra natura puertorriqueña y del mundo entero.

Elpidio decía, “Todo está por hacer”. Esto es cierto nos queda todo por hacer y debe ser nuestra labor hacerlo. Como ciudadanos de este planeta tierra; es nuestra función darle voz a aquellos que no tienen. Debemos poner manos a la obra, para defender, proteger y preservar a nuestra fauna y floresta. Hoy día existen los medios para contribuir a la preservación de esas formas aladas que surcan el cielo, y los recursos naturales. Hagámoslo por las futuras generaciones y en memoria de ese gran artesano, El Señor de las Aves, Elpidio Collazo González, “Maboití”.





1 comentario:

Yamila dijo...

Carta a Maboití
Estimado Maboití,
quisiera expresar por medio de esta carta mis más profundas gracias. No porque nunca las haya expresado antes, sino porque es un gesto que me conforta. A lo largo de mi vida fuiste como un pastor que me guiaba por el camino correcto. Cuántas veces el camino fue difícil y tu solías decirme que siguiera adelante y que tan solo pisara con pie firme la ardua vereda que me tocaba en la vida. Ya de joven adulta siempre busqué ser independiente, pero nunca estuviste ausente en mi vida. El pensamiento siempre nos unió y aunque estabamos lejos, siempre estabamos cerca. Hoy sigue siendo igual, estamos lejos pero siempre cerca. Yo te comentaba y reitero lo dicho: “no hay nada en la vida que yo pueda hacer o decir para agradecerte a ti y a María, mi madre, la lucha constante, el cansancio físico de tu cuerpo humano, las noches en vela por todos los compromisos familiares y extrafamiliares que tenias que cumplir.” Pienso que todos creíamos que eras un gigante incansable. Una semana antes de tu paso por la tierra estubimos hablando, era el día de tu cumpleaños y te dije que cuando tu partieras a mejor vida no tendríamos que estar tristes pues, tu y yo nos habíamos querido y que sólo a eso veníamos a esta Tierra. Tu habías sin duda cumplido conmigo y yo te dije que ya no tenías que preocuparte por mi. Una escasa semana mas tarde me encontré en el hospital, tu cuerpo de roble batallaba por estar conmigo y hablarme. Nos dijimos, te quiero y aguardaste a despedirte de los presentes. Yo quería saber si eres libre: una vez más me contestaste: “Yo soy libre, yo soy guaraguao y soy gota de lluvia, soy nube…” Estimado Maboití, siempre recuerdo que decías que cuando tu cuerpo inerte alcanzara la tumba, nadie te recordaría. La familia siempre estaba en desacuerdo con tu aseveración porque muy adentro nuestro, aunque no lo dijeramos, sabíamos que un hombre de tu calibre no pasaría desapercibido. No solo fuiste artista y buen padre sino que fuiste defensor de la naturaleza y de Puerto Rico, un humilde Jayuyano que amaba a su tierra alta de Jayuya y a su barrio Veguita Zamas. Inculcaste en el seno del hogar la unión y el respeto familiar. La familia era primero para ti, luego venía el artista. Comprendo que tú siempre has estado conmigo y permanecerás eternamente conmigo pues cuando un roble cae deja detrás muchos otros robles. La energía no se crea ni se destruye, solo cambia y tu cambiaste al igual que todos nosotros lo haremos un día. Hasta pronto, en ese día glorioso cuando me muestres tu otra estancia; pues en esta que es tuya también, te seguiremos amando entrañablemente. Extrañaremos siempre tu carcajada chistosa que tanto nos hacía reir, las bromas y a Tío Pendo, jajaja... Gracias...
respetuosamente,
tu hija Yamila